Una nueva forma de energía estudiada desde hacía años por científicos y teóricos, se abría paso a nivel práctico a finales del siglo XIX, mediante la iluminación eléctrica de calles y viviendas gracias a genios como Tesla, Bell o Edison, entre muchos otros.
Todos ellos, mediante invenciones extraordinarias, convirtieron esta forma de energía en la principal fuerza motriz en la segunda revolución industrial.
La Industria 4.0
La Segunda Revolución Industrial
Se pasó de un entorno científico teórico a una nueva actividad industrial. Hubo un cambio de paradigma, un cambio social enorme: el alumbrado, el motor eléctrico, el teléfono, la radio, etc. La sociedad, en definitiva.
Sin darnos cuenta, la energía eléctrica se estaba convirtiendo en algo esencial para la sociedad de aquel momento y de los momentos futuros. Esa segunda revolución industrial tendría su evolución sin solución de continuidad, en una llamada tercera revolución industrial, que desde mediados del siglo XX se sigue produciendo y que, al igual que la anterior, ha tenido su propia evolución, la revolución digital.
La Tercera Revolución Industrial
Pero marcar un hito concreto un momento es ya complicado, pues los cambios son tan rápidos y vertiginosos, y la tecnología nos invade de tal manera, que se hace muy difícil concretar. Son nuevas formas en que la tecnología se integra en la sociedad.
Puestos a marcar hitos, en el ámbito industrial, se han asociado la producción utilizando energía del vapor de agua con la primera revolución industrial, la segunda revolución industrial con la producción en masa mediante la electricidad, y la tercera revolución industrial o la revolución digital, con el uso de tecnologías de información TI, para automatizar aún más la producción.
Pero los cambios, a pesar de ser más rápidos y de un impacto indudable, son más sutiles y se van incorporando poco a poco en nuestras vidas y nuestro trabajo.
La Cuarta Revolución Industrial – La Revolución Digital
La cuarta revolución industrial, la revolución digital, introduce un término, Industria 4.0, de manera absolutamente artificial y que desvirtúa el verdadero sentido. No existe un antes y un después. No hay soluciones milagrosas, no hay software que convierta mi empresa en una industria 4.0 de la noche a la mañana.
Nos encontramos inmersos en un proceso continuo y que evoluciona, y en el que sobrevivirá el que sea capaz de adaptarse mediante el progreso, mediante la adaptación, mediante la transformación continua. Sin prisa, pero sin pausa. Poner el foco en implantar un determinado software que va a convertir mi empresa en una Industria 4.0 es un error.
Industria 4.0
Imaginemos la siguiente situación. Dos empresarios que a finales del siglo XIX deciden en sus plantas instalar “bombillas”.
Uno, porque quiere ampliar turnos y trabajar de noche. Lleva tiempo pensando que debe progresar, ampliar modelos, vender a otros mercados. Pero para ello debe ampliar producción, trabajar en otros horarios, transformarse. No sólo está pensando en las lámparas, también en motores eléctricos en las líneas de producción, utilizar el teléfono, formar a su personal y gestionar mejor su empresa.
Sabe lo que tiene que hacer y se quiere apoyar en la nueva tecnología. Tiene motivos para hacerlo y sabe que lo necesita. Le va a suponer un gran esfuerzo, pero es consciente de ello.
El otro, porque quiere ser como su competencia, sin tener un enfoque claro. Le han hablado de la electricidad y lo buena que es, y quiere ser “moderno”.
Pero no quiere invertir mucho dinero y simplemente “cuelga unas cuantas bombillas”. Continúa trabajando de día para aprovechar la luz del sol. Podemos imaginar el final de la historia….
Pues lo mismo sucede con la Industria 4.0.