A pesar de lo evidente de la situación, muchas empresas aún no están pensando en abordar verdaderamente un proceso de transformación digital. Al menos, no completo ni con una perspectiva amplia y a largo plazo. Hay miedo, desconocimiento e incertidumbre. Y todo ello, atenaza. Y mucho. Paraliza, diría yo.
TRANSFORMACIÓN DIGITAL EN LAS EMPRESAS
Pero algunas, por fortuna, si se lo están planteando, aunque con poco éxito en muchos de los casos. Debido a muchos factores: soluciones poco escalables, proyectos poco ambiciosos, desarrollos con baja capacidad de respuesta al cambio, equipos poco formados.
En un entorno empresarial tan cambiante, dinámico, incierto, turbulento y con una inmensa oferta de tecnología, es difícil centrarse, hay que admitirlo. Y, además, los proyectos deben combinar esas nuevas tecnologías basadas en machine learning, 5G, software de código abierto, con los sistemas existentes que ya funcionan en las empresas. Y todo ello combinado con requisitos cada vez mayores de cumplimientos normativos, seguridad contra ataques cibernéticos o temas legales. Complejo.
¿COMO REALIZAR LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL EN MI EMPRESA?
Pero es que, además, todo ese mundo tecnológico ha de implementarse en cada entorno de negocio de manera particular y mantenerse a lo largo del tiempo. Y ahí radica una de las claves. Tanto para el propio cliente final como para las empresas de integración de soluciones, es imperativo conocer y dominar el entorno específico en el que cada proyecto ha de implementarse. Y ha de hacerse con un elevado conocimiento del negocio o proceso. A veces nos olvidamos que la tecnología está ahí para todos por igual y de igual manera y es lo que cada uno sea capaz de hacer con ella lo que verdaderamente marcará la diferencia entre unos proyectos y otros. Software, algoritmos, entornos, hardware, son los mismos para todo el mundo.
LA CLAVE DEL ÉXITO EN LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL
La clave del éxito es el conocimiento profundo de un dominio específico de la industria y el negocio concreto en el que nos encontramos. Al adaptar específicamente cada solución a un problema o entorno concreto, se crea una diferenciación duradera. Estamos creando valor. Adaptar cada solución tecnológica elegida al proyecto concreto permitirá que perdure en el tiempo y rentabilizará la inversión. Otorgará a la solución final un valor que, de otra forma, no tendría, pues el valor no está en la tecnología.